Una de las «ramas» más importantes de nuestra Congregación son «Los Amigos de San Columbano», un grupo de personas que en algún momento de sus vidas se cruzaron con sacerdotes columbanos en sus comunidades y que hoy, como una forma de agradecer su trabajo realizado hace más de 30 años, se reúnen para realizar actividades y compartir su fe.
Es acaso esto el mejor ejemplo de la huella que los sacerdotes columbanos dejan durante cada misión y asi lo ratifican los testimonios de Julia Estay y Ricardo Gálvez, dos de los más antiguos participantes de este grupo, quienes minutos antes de reunirse en el último retiro del grupo, conversaron con nosotros para comentarnos sus experiencias.
Julia recuerda que es «de Conchalí y los sacerdotes llegaron allá en el año 55 y fueron a buscar personas para hacer capillas en diferentes poblaciones y ahí nace el nexo con ellos. Después que salen del sector, contactaron a quienes trabajaron con ellos en algún minuto y así nacen Los Amigos de San Columbano, que primero fue llamada como la «Familia Columbana».
Además, ella nos comenta que la principal motivación que tiene para participar de este grupo es «el agradecimiento a los padres columbanos por todo lo que nos han entregado durante estos años, no solo en temas religiosos y pastorales, sino que también creando comedores, preocupados de temas médicos, etc».
Es por ello, que entre las cosas que más destaca Julia es la relación que se ha logrado construir con los Padres Columbanos, pues «lo que más nos ha quedado es el hecho que los padres son amigos de las familias. No es el sacerdote común que dice que es cura y no se acerquen a mí. Ellos son amigos, vecinos, conviven con uno, nos saludan cada Año Nuevo. Ellos son muy cercanos».
En tanto, Ricardo Gálvez comentó «la motivación es justamente la labor misionera de los Columbanos, ya que es una labor que pueden hacer los sacerdotes, pero que también la pueden hacer los laicos. Somos laicos que participamos en la pastoral de las parroquias que tenían a su cargo los columbanos y que aunque ellos hayan dejado las parroquias seguimos en contacto con ellos y con el impulso misionero que nos dieron ellos en su actuación».
Además. Ricardo nos cuenta que una de las cosas más más gratificante que tiene este grupo es «la integración de diferentes sectores y distintas personas. Hay grupos que son de Avenida Grecia, Quilicura, Renca, La Pintana, Puente Alto y uno se integra más y no solo ve los problemas de su barrio, sino que ve otras personas, enfoques y nos juntamos acá y de otra manera no nos habríamos juntado».
Tal como su compañera de grupo, Galvez destaca que «el Padre Columbano es más cercano. Nosotros estuvimos viviendo un año en Estados Unidos, así que era muy fácil comunicarse con ellos e introducirlos a la cultura chilena en la medida que llegaron al país. Incluso algunos vivieron en nuestra casa y eso demuestra que la relación es más cercana».