«Que no se repitan nunca más tragedias como la de los inmigrantes de Lampedusa». En su primer mensaje de Navidad, el papa Francisco ha pedido la paz en el mundo y el cese de las guerras que «rompen y hieren tantas vidas», y que a menudo son la causa de los flujos migratorios. «La verdadera paz no es un equilibrio entre fuerzas contrarias detrás de la cual existen contrastes y divisiones. Es un regalo de Dios», dijo
En su primer ‘Urbi et Orbi’, el papa Francisco ha hecho un llamado para que todos seamos «pacificadores». «Dios es la paz: pidámosle que nos ayude a ser constructores de paz cada día, en nuestra vida, en nuestras familias, en nuestras ciudades y pueblos, en todo el mundo», dijo.
Desde el balcón de la Logia central de la basílica de San Pedro en el Vaticano, Francisco recordó también a los «niños que son las víctimas más vulnerables de las guerra», e instó a no olvidar a «los ancianos, las mujeres maltratadas y los enfermos».
Ante miles de fieles que esperaban desde primeras horas de la mañana en una nublada Plaza de San Pedro, el papa Francisco ha hecho un recorrido por todos los rincones del planeta que sufren las consecuencias de la guerra: Siria, Irak, las dos Coreas, Oriente Próximo o África.
El papa argentino pidió para que la «esperanza» llegue a los refugiados y prófugos, sobre todo en el cuerno de África y en la República Democrática del Congo. Y que éstos encuentren la dignididad y sean acogidos. «¡Que tragedias como las de este año con todos los muertos en Lampedusa no vuelvan a pasar!», dijo.
Por la paz
El primer Papa latinoamericano hizo un llamamiento para que llegue la paz a Tierra Santa, donde viajará el próximo año. «Bendice la tierra que elegiste para venir al mundo y haz que lleguen a feliz término las negociaciones de paz entre israelíes y palestinos», pidió.
También el conflicto que se vive en Siria ha sido objeto del mensaje pontificio. «Que las partes en conflicto pongan fin a cualquier tipo de violencia y garanticen el acceso a la ayuda humanitaria», ha pedido Francisco. «Demasiadas vidas rotas en el conflicto de Siria» continúan fomenando «el odio y la venganza», denunció el pontífice.
«Continuamos rezando al Señor para que ahorre al amado pueblo sirio nuevos sufrimientos», añadió. Francisco no se olvidó de Irak, para el que pidió que «sanen las llagas de la querida tierra azotada todavía por frecuentes atentados».
El Obispo de Roma pidió al Señor que interceda entre todos aquellos implicados en el tráfico de seres humanos para que «se den cuenta de la gravedad de su delito contra la Humanidad». También recordó a los niños víctimas de las guerras que son «secuestrados, heridos y asesinados» y a aquellos que son «transformados en soldados, a los que se les roba su infancia».
Por último recordó a las víctimas de los desastres naturales, como el pueblo filipino azotado por el tifón, y pidió que en Navidad «nuestro corazón se conmueva». «Lo necesitamos», dijo. «Las caricias de Dios no hacen heridas y nos dan la paz y la fuerza que necesitamos», añadió.
Tras el mensaje, el Papa argentino impartió la tradicinal bendición ‘Urbi et Orbi’ (A la ciudad y al mundo).