Han pasado cinco años desde su llegada a Chile y basta con verla en cada actividad que realiza la Sociedad Misionera de San Columbano para darse cuenta que Woo-Shin se ha ganado el cariño de cada uno de los chilenos con los cuales ha compartido.
Woo-Shin llegó a Chile procedente de su natal Corea y según nos comentó se hizo Laica Misionera porque «siempre he querido vivir ayudando a la gente en la Iglesia y en algún tiempo de mi niñez quería ser monjita. Cuando fui a india, fui al Centro de la Madre Teresa de Calcuta, y compartí con voluntarios de otros países y allí sentí al Espíritu Santo y descubrí mi vocación. Así encontré la invitación de discernimiento para ser misionera laica en la hoja dominical en Corea, me llamo mucho la atención y fui».
Sobre su llegada al país asegura que «no tenía mucha idea sobre Chile ni su idioma. Me costó el idioma y la cultura que es muy diferente. Tienen una manera de pensar muy diferente, pero yo soy como esponja y acepto diciendo ‘ah acá se hace así, funciona así’ y con esa actitud he ido aprendiendo cada día. Me gusta la gente, la acogida, compartir en la mesa y el saludo de beso y abrazo me hace sentir como un miembro más de la familia».
A la hora de recordar su paso por nuestro país, Woo-Shin recuerda que sus primeros 3 años los pasó en Valparaíso, «donde estuve metida mucho en el tema de ecología, aprendiendo a dar talleres de reciclaje y para mejorar conciencia de las personas, pero allá también, visité a abuelitos enfermos, que están solos en su casa, tal como lo he hecho estos últimos dos año en Lo Espejo, donde además empezamos una pastoral con acólitos».
Consultada por el cariño que ha recibido de los chilenos, esta tímida coreana nos cuenta que «con la gente, sí, es como mágico. Creo que ellos pueden sentir mi corazón, el amor, la disponibilidad. Estoy súper agradecido por todos».
Finalmente Woo-Shin nos contó que sus planes inmediatos, son formar un grupo pastoral y de apoyo con personas con capacidades diferentes, y seguir apoyando la casa acogida, pero a la hora de hablar de cuál será su furuto como laica misionera asegura que «sé que voy a vivir misionando toda mi vida con o sin el nombre de los Columbanos. Me quedan 9 meses de tiempo con los Columbanos y estoy en un proceso de discernimiento».