Con el agua hasta el cuello

Literalmente así hemos estado esta semana participando de encuentros que tienen que ver con los temas de agua y minería, ambas prioridades para los columbanos a nivel mundial, y también dando charlas en diversos lugares sobre el medioambiente. Lo bueno es que estas invitaciones han llegado en el contexto de la creciente preocupación por el cuidado de la Creación de diversas personas de iglesia y en general de la sociedad. La primera actividad fue una charla sobre agua en el contexto de la celebración de la semana de André Jarlan en la capilla del mismo nombre en la comuna de Lo Espejo. Invitados por la comunidad dimos a conocer la problemática del agua en Chile y como desde nuestra fe tenemos que ser parte de su cuidado, defensa y recuperación como bien común para todas y todos quienes vivimos en esta patria. Aunque muchos no lo saben, y a pesar de los anuncios que frecuentemente escuchamos desde el mundo político, el agua, que es un bien esencial para la vida, en nuestro país esta en manos de unos pocos. Estos pocos, que se apropiaron de ella de forma gratuita, tienen hoy el poder de definir quien puede o no acceder a ella, el poder de fijar los precios (cada día más altos) o en resumidas cuentas podrían definir sobre la vida de los ecosistemas, los animales y las personas ya que todos necesitamos agua. La segunda actividad fue una charla, conversatorio con el equipo coordinador de la Infancia y Adolescencia Misionera, de las Obras Misionales Pontificias con quienes reflexionamos sobre la importancia de remirarnos como discípulos misioneros que en virtud de nuestra fe nos sabemos y asumimos como cuidadores y cultivadores de la naturaleza y no como dominadores y explotadores, todo esto en el contexto de la preparación de un campamento de verano que ellos están preparando y al cual nosotros queremos seguir apoyando.   También hemos participado de 2 encuentros: el primero “Extractivismo en América Latina, agua que no has de beber” invitados por nuestros amigos del Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales (OLCA) en donde expertos internacionales y participantes de las comunidades afectadas por minería y otras actividades extractivas dejaron en claro que estamos ante una estrategia coordinada entre gobiernos y corporaciones de extraer de forma intensiva todos los recursos naturales posibles con poca o nula preocupación por las consecuencias ambientales ni sociales que esto tiene para nuestros países. Pero también pudimos constatar la creciente conciencia y unidad de las comunidades en torno a la defensa de la vida y de su dignidad, a la que nos sumamos desde nuestro compromiso cristiano con quienes más sufren, en este caso, las comunidades y la creación. El segundo encuentro fue una jornada de las comunidades que defienden el agua y la vida en distintos territorios del país, que mensualmente nos estamos juntando en el Centro Misionero de San Columbano, para buscar las formas más eficaces para recuperar el agua. Estas son las organizaciones y comunidades que hemos organizado 2 marchas por la defensa del agua y la vida y en este trabajo de más de 2 años hemos logrado construir una posición común en torno a este tema, que se refleja en el acuerdo de luchar por la consecución de 7 puntos para nosotros/as esenciales para recuperar y gestionar el agua (Ver notas anteriores sobre agua) y también en la constitución de un nuevo referente comunitario que hemos llamado “Movimiento Social Por La Recuperación Del Agua Y La Vida” Como ven una semana llena de agua, llena de indignación por la destrucción y el desprecio a la creación y a quienes vivimos en ella, pero también una semana llena de esperanzas puesta en las manos de las muchas y muchos que nos estamos levantando y entre los cuales los y las cristianas comprometidos debiésemos estar ahí siendo compañeros y parte en esta luchas. Como nos invita el Papa Francisco: Pequeños pero fuertes en el amor de Dios, como san Francisco de Asís, todos los cristianos estamos llamados a cuidar la fragilidad del pueblo y del mundo en que vivimos. Evangelii Gaudium 216

Literalmente así hemos estado esta semana participando de encuentros que tienen que ver con los temas de agua y minería, ambas prioridades para los columbanos a nivel mundial, y también dando charlas en diversos lugares sobre el medioambiente.

Lo bueno es que estas invitaciones han llegado en el contexto de la creciente preocupación por el cuidado de la Creación de diversas personas de iglesia y en general de la sociedad. La primera actividad fue una charla sobre agua en el contexto de la celebración de la semana de André Jarlan en la capilla del mismo nombre en la comuna de Lo Espejo. Invitados por la comunidad dimos a conocer la problemática del agua en Chile y como desde nuestra fe tenemos que ser parte de su cuidado, defensa y recuperación como bien común para todas y todos quienes vivimos en esta patria. Aunque muchos no lo saben, y a pesar de los anuncios que frecuentemente escuchamos desde el mundo político, el agua, que es un bien esencial para la vida, en nuestro país esta en manos de unos pocos. Estos pocos, que se apropiaron de ella de forma gratuita, tienen hoy el poder de definir quien puede o no acceder a ella, el poder de fijar los precios (cada día más altos) o en resumidas cuentas podrían definir sobre la vida de los ecosistemas, los animales y las personas ya que todos necesitamos agua.

La segunda actividad fue una charla, conversatorio con el equipo coordinador de la Infancia y Adolescencia Misionera, de las Obras Misionales Pontificias con quienes reflexionamos sobre la importancia de remirarnos como discípulos misioneros que en virtud de nuestra fe nos sabemos y asumimos como cuidadores y cultivadores de la naturaleza y no como dominadores y explotadores, todo esto en el contexto de la preparación de un campamento de verano que ellos están preparando y al cual nosotros queremos seguir apoyando.  

También hemos participado de 2 encuentros: el primero “Extractivismo en América Latina, agua que no has de beber” invitados por nuestros amigos del Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales (OLCA) en donde expertos internacionales y participantes de las comunidades afectadas por minería y otras actividades extractivas dejaron en claro que estamos ante una estrategia coordinada entre gobiernos y corporaciones de extraer de forma intensiva todos los recursos naturales posibles con poca o nula preocupación por las consecuencias ambientales ni sociales que esto tiene para nuestros países. Pero también pudimos constatar la creciente conciencia y unidad de las comunidades en torno a la defensa de la vida y de su dignidad, a la que nos sumamos desde nuestro compromiso cristiano con quienes más sufren, en este caso, las comunidades y la creación.

El segundo encuentro fue una jornada de las comunidades que defienden el agua y la vida en distintos territorios del país, que mensualmente nos estamos juntando en el Centro Misionero de San Columbano, para buscar las formas más eficaces para recuperar el agua. Estas son las organizaciones y comunidades que hemos organizado 2 marchas por la defensa del agua y la vida y en este trabajo de más de 2 años hemos logrado construir una posición común en torno a este tema, que se refleja en el acuerdo de luchar por la consecución de 7 puntos para nosotros/as esenciales para recuperar y gestionar el agua (Ver notas anteriores sobre agua) y también en la constitución de un nuevo referente comunitario que hemos llamado “Movimiento Social Por La Recuperación Del Agua Y La Vida”

Como ven una semana llena de agua, llena de indignación por la destrucción y el desprecio a la creación y a quienes vivimos en ella, pero también una semana llena de esperanzas puesta en las manos de las muchas y muchos que nos estamos levantando y entre los cuales los y las cristianas comprometidos debiésemos estar ahí siendo compañeros y parte en esta luchas. Como nos invita el Papa Francisco:

Pequeños pero fuertes en el amor de Dios, como san Francisco de Asís, todos los cristianos estamos llamados a cuidar la fragilidad del pueblo y del mundo en que vivimos.

Evangelii Gaudium 216