Fue presentada Cuidado y Esperanza. Líneas Guía de la Conferencia Episcopal de Chile para tratar los casos de abusos sexuales a menores de edad, un documento que define los procedimientos claros y coordinados en el manejo de los casos de abuso, tanto para asistir a las víctimas como para formar a la comunidad eclesial en la protección de los menores de edad.
El texto fue revisado por la Santa Sede y su versión final fue aprobada en la 109ª Asamblea Plenaria, celebrada en abril pasada. Cada diócesis firmó un decreto que las hace propia para su implementación comenzando a regir desde el 16 de julio, solemnidad de Nuestra Señora del Carmen.
Mons. Alejandro Goic, obispo de Rancagua y presidente del Consejo nacional de prevención de abusos y acompañamiento de víctimas, sostuvo que las Líneas guía son «el fruto de un proceso emprendido por la Iglesia en Chile en uno de los momentos más dolorosos de su historia. Los abusos contra menores perpetrados por clérigos marcan, ciertamente, un antes y un después en la vida eclesial chilena».
Mirando hoy a «la Iglesia samaritana de ayer, voz de los sin voz, refugio de vulnerados y vulnerables, la que abría sus puertas para ofrecerles amparo y protección, la que desde su fuerza moral emergía como referente natural para grandes acuerdos nacionales», el obispo de Rancagua dejó planteadas estas preguntas: «¿qué nos ocurrió?, ¿cómo pudimos llegar al contrasentido de nuestra misión que significa el daño a menores?, ¿cómo recuperar nuestra debilitada credibilidad de hoy?»
Añadió Mons. Goic que corresponderá a futuras generaciones poder mirar en perspectiva en qué fallamos. «A nosotros, obispos de la Iglesia Católica en el Chile de 2015, nos toca dar un paso relevante en este proceso de acompañamiento y reparación. Ayer éramos los Obispos quienes clamábamos verdad y justicia. Hoy hermanos y hermanas nuestras exigen de nosotros, pastores, garantías más contundentes de que no hay lugar en el sacerdocio para quienes abusan de niños, niñas y jóvenes», sostuvo.
El vicepresidente de la CECh aclaró que actualizar las Normas es una tarea que los obispos han emprendido «con humildad, reconociendo que en este caminar estamos todavía lejos del horizonte que nos proponemos hacia un ‘nunca más abusos'».
Agradeció el servicio prestado por los integrantes del Consejo nacional de prevención de abusos y acompañamiento a víctimas, entidad que preside, y también de quienes han recibido este encargo en diócesis y en institutos de vida consagrada. Un trabajo que definió como «complejo y no exento de incomprensibles».
Fuente: Prensa Cech.