Curso de formación en Bolvia. Testimonio de un joven columbano

Durante el mes de febrero los diáconos columbanos Rafael Ramírez y Gonzalo Bórquez, junto a María José Calderón, Sofía Ortiz y Boris González, jóvenes de JUCOMI, participaron Programa de Formación Misionera Internacional, de los Maryknoll en Cochabamba-Bolivia. Compartimos el testimonio de Robinson Aravena quien participó de un módulo de este curso en 2015. “Empezare comentando, que era mi primera vez en Bolivia y tenía todos los prejuicios que podemos tener y obtener de nuestra prensa escrita y hablada sobre nuestro país hermano.
Justo en ese momento estaba fuertemente discutido el tema del “mar a Bolivia”, yo claro iba con una postura súper concreta de que no debemos dar nada porque lo ganamos en una guerra.
Era lo primero que pensaba antes de tomar el avión hacia Iquique, estaba acompañado por seminaristas chilenos y peruanos, que no habíamos compartido mucho, solo nos habíamos visto una que otra vez. Y ahí empezó mi primer problema, dos de los seminaristas eran peruanos, o sea que debería enfrentar a bolivianos y peruanos en discutir el tema de una guerra que paso hace muchos años y que solo tenemos información de la escuela y debo admitir, ni siquiera me acordaba. Viajamos el mismo día de la final de la Copa América contra Argentina, y rogábamos a Dios que pudiéramos llegar a ver por televisión en Santa Cruz lo que quedaba de segundo tiempo. Al llegar, recuerdo que llovía torrencialmente, y entre hacer el check-in y buscando un televisor, me di cuenta que nuestros compañeros peruanos nos ayudaban para ver el partido, me sorprendió primero que nuestros compañeros peruanos nos deseaban suerte y segundo que nuestros hermanos bolivianos (aunque querían que Chile perdiera) no nos decían nada, yo pensé que nos recibirían con repudio y malestar. Y resulta que era todo lo contrario, para mi sorpresa hablaban conmigo de igual a igual. Y bueno me alegre mucho que fuera así, y mas sobre todo porque Chile fue Campeón de América por primera vez y nos dejaron celebrar, incluso hasta nos felicitaron. Llegamos a Cochabamba con varias horas de retraso, (gracias a Dios que se retrasó el vuelo por que pudimos ver los penales del partido) nos esperaba el padre Alejandro Marina en el aeropuerto para trasladarnos al Centro Maryknoll, me di cuenta que era argentino, y quizás el estaría de muerte por que su equipo había perdido, nos recibió con mucha alegría y amabilidad y para mi sorpresa nos felicitó y eso me puso muy feliz. Curso Quizás en esta parte debería contar todo lo que aprendí en este curso (por qué aprendi mucho), pero me evocare a contar lo que sentí y como cambio mi forma de ver mi vida. Me encanto que mis hermanos bolivianos me miraran como un igual, que fuéramos compañeros en el curso, que cada vez que hablábamos del mar llegáramos a un consenso y sobre todo lo que más me gustó, es su cultura. Se enorgullecen de ser indígenas, el quechua está a flor de boca. Me enamore de sus bailes. De lo cercano que éramos en cuanto a raíces, me di cuenta que muchas palabras que usamos los chilenos son provenientes del quechua (lengua nativa de Bolivia). Debo contar además que me enamoré de la comida boliviana y lo más estupendo es que nos daban mucha comida y toda exquisita, la yuca jamás la había probado, el rocoto con sus mezclas y yahuita (es un picante parecido al pebre) creada de las manos de las señoras cocineras. El día sábado de la primera semana nos llevaron a la cancha, (una especie de persa o mercado enorme) vi cómo la gente que trabajaba allá se ayudaba mutuamente, vi que no había tanta tecnología, pero están años luz en cultura. Vi a cochalas (indígenas) vestidas con sus trajes típicos, trabajando en bancos. La artesanía es hermosa, estábamos encantados de estar ahí, nos llevaron a comer pique macho, lo cual me encanto y después nos preparamos para hacer la gran noche cultural. Esta noche cultural consiste en mostrar lo típico de cada país, bailes típicos, etc…
Y de nuevo me encontré viendo que entre peruanos, bolivianos y chilenos tenemos bailes muy parecidos. Trato de resumir todo lo que siento y recuerdo pero me es tan difícil, el curso tiene tantos detalles, tantas cosas lindas. Aprendí mucho, desde ese momento mi vida cambio, vi a Dios desde otro punto de vista, valoro aún más mis raíces y por supuesto volvería a ir a Bolivia cada vez que pueda. Estoy muy agradecido por haber tenido esta oportunidad, gracias a los columbanos que me invitaron a este curso. Dejaré más recuerdos para una segunda vez”.

Durante el mes de febrero los diáconos columbanos Rafael Ramírez y Gonzalo Bórquez, junto a María José Calderón, Sofía Ortiz y Boris González, jóvenes de JUCOMI, participaron Programa de Formación Misionera Internacional, de los Maryknoll en Cochabamba-Bolivia.

Compartimos el testimonio de Robinson Aravena quien participó de un módulo de este curso en 2015.

“Empezare comentando, que era mi primera vez en Bolivia y tenía todos los prejuicios que podemos tener y obtener de nuestra prensa escrita y hablada sobre nuestro país hermano.
Justo en ese momento estaba fuertemente discutido el tema del “mar a Bolivia”, yo claro iba con una postura súper concreta de que no debemos dar nada porque lo ganamos en una guerra.
Era lo primero que pensaba antes de tomar el avión hacia Iquique, estaba acompañado por seminaristas chilenos y peruanos, que no habíamos compartido mucho, solo nos habíamos visto una que otra vez.

Y ahí empezó mi primer problema, dos de los seminaristas eran peruanos, o sea que debería enfrentar a bolivianos y peruanos en discutir el tema de una guerra que paso hace muchos años y que solo tenemos información de la escuela y debo admitir, ni siquiera me acordaba.

Viajamos el mismo día de la final de la Copa América contra Argentina, y rogábamos a Dios que pudiéramos llegar a ver por televisión en Santa Cruz lo que quedaba de segundo tiempo. Al llegar, recuerdo que llovía torrencialmente, y entre hacer el check-in y buscando un televisor, me di cuenta que nuestros compañeros peruanos nos ayudaban para ver el partido, me sorprendió primero que nuestros compañeros peruanos nos deseaban suerte y segundo que nuestros hermanos bolivianos (aunque querían que Chile perdiera) no nos decían nada, yo pensé que nos recibirían con repudio y malestar. Y resulta que era todo lo contrario, para mi sorpresa hablaban conmigo de igual a igual. Y bueno me alegre mucho que fuera así, y mas sobre todo porque Chile fue Campeón de América por primera vez y nos dejaron celebrar, incluso hasta nos felicitaron.

Llegamos a Cochabamba con varias horas de retraso, (gracias a Dios que se retrasó el vuelo por que pudimos ver los penales del partido) nos esperaba el padre Alejandro Marina en el aeropuerto para trasladarnos al Centro Maryknoll, me di cuenta que era argentino, y quizás el estaría de muerte por que su equipo había perdido, nos recibió con mucha alegría y amabilidad y para mi sorpresa nos felicitó y eso me puso muy feliz.

Curso

Quizás en esta parte debería contar todo lo que aprendí en este curso (por qué aprendi mucho), pero me evocare a contar lo que sentí y como cambio mi forma de ver mi vida.

Me encanto que mis hermanos bolivianos me miraran como un igual, que fuéramos compañeros en el curso, que cada vez que hablábamos del mar llegáramos a un consenso y sobre todo lo que más me gustó, es su cultura. Se enorgullecen de ser indígenas, el quechua está a flor de boca. Me enamore de sus bailes. De lo cercano que éramos en cuanto a raíces, me di cuenta que muchas palabras que usamos los chilenos son provenientes del quechua (lengua nativa de Bolivia).

Debo contar además que me enamoré de la comida boliviana y lo más estupendo es que nos daban mucha comida y toda exquisita, la yuca jamás la había probado, el rocoto con sus mezclas y yahuita (es un picante parecido al pebre) creada de las manos de las señoras cocineras.

El día sábado de la primera semana nos llevaron a la cancha, (una especie de persa o mercado enorme) vi cómo la gente que trabajaba allá se ayudaba mutuamente, vi que no había tanta tecnología, pero están años luz en cultura. Vi a cochalas (indígenas) vestidas con sus trajes típicos, trabajando en bancos.

La artesanía es hermosa, estábamos encantados de estar ahí, nos llevaron a comer pique macho, lo cual me encanto y después nos preparamos para hacer la gran noche cultural. Esta noche cultural consiste en mostrar lo típico de cada país, bailes típicos, etc…
Y de nuevo me encontré viendo que entre peruanos, bolivianos y chilenos tenemos bailes muy parecidos. Trato de resumir todo lo que siento y recuerdo pero me es tan difícil, el curso tiene tantos detalles, tantas cosas lindas.

Aprendí mucho, desde ese momento mi vida cambio, vi a Dios desde otro punto de vista, valoro aún más mis raíces y por supuesto volvería a ir a Bolivia cada vez que pueda. Estoy muy agradecido por haber tenido esta oportunidad, gracias a los columbanos que me invitaron a este curso. Dejaré más recuerdos para una segunda vez”.