En este mes misionero, donde celebramos nuestro carisma como Columbanos, les queremos contar que llegaron a la región dos sacerdotes asociados coreanos, a vivir su experiencia misionera en nuestras comunidades. Como lo han hecho y siguen viviendo otros sacerdotes coreanos que se encuentran en Chile acompañando y colaborando del quehacer parroquial columbano.
Conversamos con el padre Andrés y el padre Francisco, sacerdotes diocesanos de Corea del Sur, que inician en los próximos días su misión en la comunidad columbana en Alto Hospicio, Iquique.
Dialogamos para conocer sus historias, sus familias, su vocación y su llamado a la misión.
El padre Andrés, nos cuenta que tiene dos hermanos (uno mayor y una hermana menor). Al recordar un poco de su familia nos comparte que su madre es muy devota y que gracias a ella participó, vivió y profundizó su fe en su comunidad parroquial en Seúl.
Por su parte el padre Francisco, quién también, es de Seúl, nos dijo tiene una hermana menor y que viene de una familia católica, incluso tiene un tío sacerdote y una religiosa, por lo que vivir su fe en familia y en la comunidad parroquial, fue siempre algo normal.
El padre Andrés, al hablar sobre su llamado vocacional, expresa que “cuando tenía 8 años, pensé por primera vez que iba a ser sacerdote. Mi abuela influyó mucho, ella quería que uno de sus nietos o hijos fuera sacerdote. Participé desde niño en los grupos de mi parroquia. Estaba en el grupo de acólitos después del coro, grupo de líderes adolescentes. Estaba siempre en la parroquia. Me gustaba participar de las actividades en la parroquia”.
Para el padre Francisco, como en su familia la vivencia de la fe era habitual, especialmente contando en el familia con un tío sacerdote y una religiosa, el sentir el llamado vocacional fue algo normal. Francisco ya tenía una inquitud misionera antes de ingresar al seminario, pero su familia no estaba de acuerdo, por ello entra al Seminario de Seúl, donde conoce a Andrés siendo de la misma generación de sacerdotes coreanos.
La formacion de ambos fue de 10 años, incluidos estudios universitarios, dos años de servicio militar (obligatorio para todos los ciudadanos de Corea) y un año de una experiencia pastoral. Una vez ordenados sacerdotes prestan su servicio pastoral en parroquias de Seúl durante dos años y medio. Sus inquietudes misioneras que ya se habían manifestado antes y durante su formación para ser sacerdotes, siguen profundizandose.
El padre Francisco, tenía una inquietud misionera antes de entrar al seminario, él señala “durante la formación siempre quise ir a otro país y misionar”. El padre Andrés, en tanto nos cuenta que en su año de experiencia pastoral estuvo junto con seminaristas de Corea, en Chile durante tres meses y compartió con los Columbanos y dice “por la experiencia que viví, conocí la vida de los misioneros y empecé a soñar con ser como uno de ellos”.
El ser misioneros es un llamado que sus familias, si bien mostraron preocupación de igual manera los han acompañado y apoyado.
El padre Andrés, espera que este tiempo con los Columbanos en Chile, sea un tiempo que le permita crecer y madurar su fe y su personalidad. El padre Francisco, expresa que la vida de los sacerdotes que el vió y experimentó es más o menos cómoda, por ello dice “quiero vivir la experiencia misionera, porque yo quiero llevar una vida sacerdotal como Jesús, como vive toda la gente”.
Desde ya les damos la bienvenida y acompañaremos este tiempo con alegría, seguros en la acogida que siempre brindan las comunidades columbanas en Chile.
Bienvenidos padre Andrés y padre Francisco.