Con gran afecto recordamos la presencia en Chile del padre Willie Lee, por ello compartimos con ustedes la traducción de una entrevista realizada al padre Willie, donde habla de su historia familiar, su vocación y su paso en Chile.
Seguimos dando gracias a Dios por su testimonio y presencia en Chile:
Mientras crecía en Fiji, Willie Lee admiraba a los misioneros Columbanos irlandeses que viajaban a través del mundo para ir a servir a la gente de su isla. Su tatarabuelo había acogido a los primeros sacerdotes católicos en su remota provincia rural de Vanua Levu o «Tierra Grande». Poco sabia el entonces el joven Willie que un día se convertiría en misionero columbano.
«Vi que los misioneros Columbanos estaban orientados a las personas», dijo. «Siempre estuvieron allí con la gente comun, cruzando fronteras y culturas y aprendiendo otros idiomas. La gente del lugar era feliz al ver a un extranjero hablar su propio idioma. Les daba una sensación de pertenencia. Y eso es lo que me llamó la atención», nos cuenta el padre Lee.
Willie fue el cuarto hijo entre seis hombre y tres mujeres. Su padre esperaba que algún día él se hiciera cargo del negocio de cultivo familiar de kava. Estudió agricultura, sin embargo, durante todo ese tiempo » tenía un anhelo interior». «Esto fue muy difícil para mi padre. Estaba deseando que me hiciera cargo del negocio», dijo el P. Lee. «Pero no sucedió como él quería. Tenia que ser en la forma que Dios quería”.
«Comencé a comunicarme con los columbanos, leyendo su revista “Far East” (Lejano Oriente) y escuchando sus historias, y viendo lo que estaban haciendo con la gente de Fiji. Los sacrificios que hicieron por su vocación, en su vida misionera, ¡esto me sorprendió mucho!. Si estas personas pueden dejar a su familia, venir hasta aquí, comer los alimentos que comemos, beber kava y ser felices en su misión, ¿por qué no puedo hacer esto? Eso es acerca de lo o que estaba pensando al mirar la Iglesia, a Dios y la vida misionera», señala.
A los 23 años, Willie Lee comenzó nueve años de formación como misionero columbano: tres años de formación en el seminario en Fiji, un año espiritual en Filipinas, trabajo pastoral en Perú (donde aprendió a hablar español) y luego estudios de teología en la Union Teológica Católica de Chicago . Finalmente, fue ordenado el 2 de agosto de 2008, y casi de inmediato fue asignado como párroco en San Matías, una extensa parroquia de 90,000 personas en la periferia de Santiago, Chile.
El P. Lee entró al difícil mundo del “barrio”, entre los más pobres de la ciudad. «Hay drogas, hay prostitución, hay asesinatos, tiroteos, suicidio, embarazos adolescente, todos esos desafíos sociales están ahí», señaló. El P. Lee contó que la gente del barrio le dio la bienvenida. Como misionero, su desafío, dijo, era «bajar a las bases» para escuchar y comprender su vida cotidiana. «Dejo mi país, voy con mi maleta y la lleno con mi propia cultura, comida y otras cosas», dijo. «Cuando fui allí aprendí como ir con una maleta vacía. Necesitaba sentir y aprender cosas nuevas de la gente allí. Comencé a llenar mi maleta a través de la escucha».
Hubo momentos en que el P. Lee temió por su vida. Una vez le toco guiar un velorio de un narcotraficante en un departamento, que era custodiado fuera por personas armadas, pues existia el temor de que una banda rival pudiera lanzar un ataque. «repentinamente escuché balazos afuera, ellos sólo estaban disparando sus armas al aire, pero fue aterrador «, dijo el P. Lee. «Una cosa que me llamó la atención es que en el barrio hay mucho respeto por el sacerdote. Y cuando nos ven atendiendo a las personas, nos protegen mucho».
El P. Lee aprendió mucho sobre ser sacerdote y celebrar la fe durante los seis años en la parroquia de San Matías. «Es un desafío para nosotros (los sacerdotes), y lo que el Papa Francisco le está pidiendo a la Iglesia es salir a las periferias. En el barrio, ahí es donde conocí la periferia, porque vivía allí. Puedo predicar sobre el amor y la reconciliación desde el púlpito todos los domingos, pero si no estoy practicando en lo cotidiano, entonces me siento como que no soy nada», señaló.
En 2016, el P. Lee fue asignado nuevamente a Fiji como el director vocacional para promover vocaciones en todas las islas del Pacífico. «Las vocaciones en Fiji provienen de Kiribati, Tonga y las Islas Salomón», dijo. «Promuevo vocaciones en escuelas y parroquias, disfruto inmensamente este papel». El P. Lee acompaña a los novicios durante los primeros años de su formación, antes de que asistan al seminario Columbano en Manila. Señala que su propia formación para la vida misionera fue una gran experiencia, una que puedo transmitir a otros.
«(fue una) gran experiencia cruzar los límites y aprender otra cultura, fue siempre el principal carisma de los columbanos al predicar la Buena Nueva en diferentes idiomas», dijo. «Llegamos a las personas más necesitadas de la sociedad, especialmente a los marginados».
El P. Lee recientemente asistió a la Conferencia Ignite 2017 en Brisbane, donde compartio sus experiencias con los visitantes al espacio dedicado a vocaciones y ministerios.
Escrito por: Mark Bowling.
Puedes leer el original en inglés en columban.org.au