Hermanas Columbanas “Nos vamos con el corazón lleno de la gente y de amor del pueblo chileno”

Estas semanas fueron para las hermanas Columbanas jornadas muy intensas, alegres, fraternas y tristes. Día tras día, en los lugares que acudían, se visibilizaron las huellas de su presencia en Chile, las que a lo largo de más 40 años de permanencia calaron hondo en cada una de las comunidades, poblaciones, familias y personas con las que compartían y acompañaban.

Eucaristía

Hoy luego de varias décadas las Hermanas Columbanas dejaron Chile. Estas semanas han sido de despedidas y el lunes 19 de marzo, los padres de San Columbano celebraron, en la Casa Central, la eucaristía del mediodía para dar Gracias a Dios por la fructífera misión de las hermanas columbanas en Chile.

La eucaristía se vivió en un ambiente de profundo agradecimiento por la vida misionera de las Hermanas. Cathy y Angela reafirmaron su sentir de que Dios ha estado siempre con ellas. Angela señaló sentirse agradecidas de haber podido ser parte del pueblo de Chile. Cathy por su parte relató que “uno intenta dar algo para contribuir, pero uno recibe mucho más. Ha sido una riqueza la experiencia misionera en Chile. Agradecer a la familia columbana por el apoyo. Doy gracias a Dios por la experiencia y la fidelidad de estar con nosotros”.

Los sacerdotes columbanos presentes dedicaron sentidas palabras de agradecimientos a Cathy y Angela por su misión, su servicio y su entrega a lo largo de los años.

El Director de la región, padre Miguel Hoban, señaló que las hermanas columbanas han sido muy importantes ya que con su presencia en la poblaciones viviendo de manera muy sencilla, muy cercana a la gente, muy trabajadoras, han mantenido siempre un espíritu misionero en cada uno de los lugares en los que han estado, San Antonio, Lonchoche, Iquique. «La ida de las hermanas columbanas nos empobrece y nos desafía como mantener nuestro trabajo en las parroquias, la importancia de la presencia. Sabemos que las echaremos de menos y que dejan un vacío enorme», finalizó el padre Miguel.

Las hermanas columbanas a nivel general han puesto su mirada en volver a sus raíces de misión fortaleciendo su presencia misionera en China, Pakistán y Myanmar, por ello dejan su presencia en Chile para focalizar su accionar misionero.

Hermanas Columbanas

Cathy y Angela fueron las últimas hermanas columbanas en nuestro país y conversamos con ellas, sus voces y sus miradas reflejan los años y los muchos recuerdos compartiendo con el pueblo chileno sus alegrías, dolores, sufrimientos y tristezas.

Angela, que llegó a fines de 1976 a Chile, nos cuenta que fue una gran satisfacción cuando le dijeron que tenía que venir a Sudamérica, “aprender de la gente, de las personas de la población. Como la gente nos aceptaron, nos enseñaron. Fue una gran oportunidad para mi vivir en las poblaciones, estar  con ellos en los momentos más difíciles. Fue un privilegio para mi estar en Chile en esos tiempos”.

Recuerda que al llegar a Chile se encontró con un Chile con miedo, nadie les explicaba lo que estaba pasando, “años muy duros. En Renca conocí a una familia que había perdido a cinco miembros de la familia, aprendí de ella como ella perdonó. Una mujer de mucha fe”.

La hermana Angela estuvo en el sector de Barrancas, en San Antonio, desde el año 1979 a 1984. De esos años tiene grandes recuerdos, “trabajé en el equipo de salud y de solidaridad, con las ollas comunes en la parroquia. Siempre tuvimos talleres, juntando con la gente”.

Las hermanas Columbanas han sido testigos de parte de nuestra historia, de los momentos difíciles con la dictadura hasta el retorno a la democracia, “esperábamos que los grandes problemas de la gente en las poblaciones se terminarán, pero no hemos visto aquello. Vemos mucha drogadicción, mucho alcoholismo, muchas adicciones, que influye mucho en la pobreza”.

Al hablar de este tiempo, de la decisión, Angela reconoce que está mal “sabía que en algún momento me tenía que ir de Chile, pero quizás en 7 u 8 años más, pero las  circunstancias de nuestra comunidad, de nuestra congregación son difíciles”.

Al finalizar Angela señala, que «ha sido una alegría y un privilegio el caminar con el pueblo chileno, de haber  compartido algo de la vida y de la fe. Eso me da una gran satisfacción, una gran alegría. La vida de nosotros es servicio y espero que la familia columbana, en las comunidades que ellos sigan saliendo a misionar en las propias poblaciones. La Iglesia necesita moverse mucho para llegar a la gente y llevar el mensaje de la Buena noticia. Me llevo en mi corazón mucha amor, mucha satisfacción, mucha alegría. El recuerdo de la gente, de la poblaciones, el recuerdo de Chile. Llevo a la gente en mi corazón”.

La Hermana Cathy  llegó en 1974, en el primer grupo de hermanas Columbanas que llegan a Chile. Cathy señala que “ha sido toda una vida de desafíos pero también de mucho cariño, recibimos de la gente mucho cariño”. Llegaron a Chile en plena Dictadura, “nos costó asumir lo que se viía ya que la gente no hablaba, había mucho silencio por miedo. De a poco nos fuimos insertando en la realidad chilena  y ganando la confianza con la gente”.

La presencia de las hermanas columbanas ha sido siempre en las poblaciones. Para Cathy además acompañando con los cursos a agentes pastorales sobre drogadicción. Desde el 27 F, por Conferre me ha tocado acompañar a muchos de los pueblos que se vieron afectados, además en Copiapó por el tema aluviones.

Al referirse a este último tiempo a Cathy se le quiebra la voz, “ha sido muy fuerte. Antes no me había dado cuenta de los lazos… La misión con la gente ha sido una riqueza increíble, en las poblaciones y a partir de la pobreza ha sido  un privilegio muy grande para mi. Les diría que no pierdan esta chispa de ser misioneros, que lo hagan con confianza”.

Finalmente señala que «me llevo en mi corazón al pueblo de Chile, me llevo mucho agradecimiento, mucho amor y las amistades.

Despedidas en San Antonio y en la parroquia San Matías

La hermana Angela estuvo durante muchos años en San Antonio y fue tal la huella que dejó en el puerto que la comunidad de Barrancas se organizó y le preparó una despedida. Ahí la comunidad agradeció su presencia y su labor en los duros años 80. Compartieron las fotos de la celebración y algunas del recuerdo, agradecemos a Angela Pérez Canales.

En la parroquia San Matías la comunidad se reunió en la eucaristía para despedir a las hermanas columbanas. la Eucaristía fue presidida por el Director de la región de Chile, padre Miguel Hoban.

Gracias Cathy y Angela por su testimonio de vida, su entrega, humildad y su presencia en medio de nuestro pueblo. Gracias a las hermanas columbanas por toda la entrega, compromiso, solidaridad  y amistad con el pueblo chileno, por lo que estamos seguros que han sembrado esperanza y dignidad y han dejado huellas profundas en nuestro pueblo.