Un repaso por los puntos abordados en el documento conclusivo del Sínodo realizó el Papa Francisco en la conclusión de los trabajos durante la 16ª Congregación General, la última antes de que oyera el rezo del Te Deum sellando las semanas de reflexión y discernimiento de los padres sinodales y de los auditores en el Aula: el Sumo Pontífice agradeció ante todo a los participantes en el Sínodo, que “han dado testimonio de trabajo, de escucha, de búsqueda” en un espíritu sinodal que aún se está aprendiendo, dijo, a “fijar”.
“El Sínodo para la Amazonía podemos decir que tiene cuatro dimensiones: la dimensión pastoral, la dimensión cultural, la dimensión social y la dimensión ecológica” había dicho Francisco dando inicio a los trabajos en el Aula del Sínodo el pasado 7 de octubre. Hoy, en la conclusión, sobre las mismas cuatro dimensiones posó su reflexión sobre el documento sinodal, presentado y votado en Aula.
En la dimensión cultural, se habló de la inculturación “de valoración de la cultura” dijo el Papa, “con una fuerza muy grande”: “quedo contento con lo que se ha dicho al respecto, que está dentro de la tradición de la Iglesia”.
Recordando que el Patriarca Bartolomé fue uno de los pioneros en generar conciencia de la dimensión ecológica, y recordando la trayectoria de la misma, el Pontífice subrayó que “esta conciencia ecológica” “hoy nos denuncia un camino de explotación compulsiva, de destrucción” del cual la Amazonía “es un símbolo”. En esta dimensión, afirmó, “se nos juega el futuro”.
Junto a la dimensión ecológica está la dimensión social, prosiguió, “que ya no es sólo lo que se explota salvajemente, lo creado, la creación”, sino “las personas”:
“En Amazonia aparece todo tipo de injusticias, destrucciones de personas, explotación de personas a todo nivel, y destrucción de la identidad cultural”, constató, y recordó un cartel visto durante su visita a Puerto Maldonado, que advertía sobre la trata de personas: “La trata escucha, ¿no? La trata al más alto nivel de corrupción, pero de personas a todo nivel”.
Es urgente que sea anunciado y asimilado el anuncio del Evangelio, exhortó Francisco, subrayando sin embargo que el mismo debe ser “asimilado y comprendido por esas culturas”. De ahí la necesidad de “fortalecer” el trabajo que realizan los laicos, sacerdotes y diáconos permanentes, religiosos y religiosas.
“Se habló de nuevos ministerios, inspirados en la Ministeria quaedam de Pablo VI, de creatividad en esto» expresó el Papa pidiendo «creatividad en los nuevos ministerios», y ver «hasta dónde se puede llegar”. Francisco agradeció también “la valentía del cardenal O’Malley” al hablar de los seminarios indígenas:
“Es una verdadera injusticia social, que no se le permite de hecho a los aborígenes el camino seminarístico y el camino del sacerdocio”.
Desglosando algunos de los puntos de documento, el Papa Francisco también asumió el pedido de volver a convocar a la comisión para estudiar el diaconado femenino en la Iglesia, indicando la posibilidad de volver a abrirlo “quizá con nuevos miembros”, y señaló su empeño en rehacer esto “con la Congregación para la Doctrina de la Fe”.
Porque “la tradición es la salvaguarda del futuro y no la custodia de las cenizas” el Pontífice aseguró que la Iglesia “siempre tiene que ir reformándose”, y abordó algunas cuestiones al respecto, como el tema de la formación sacerdotal, sobre el cual recordó haber oído que se nota en algunos países “cierta falta de celo apostólico en el clero de la zona no amazónica respecto a la zona amazónica”. “Los jóvenes religiosos tienen una vocación muy grande – corroboró – y hay que formarlos en el celo apostólico para ir a las fronteras”.
De ahí que sugiriera que en el plan de formación de los religiosos existiera “una experiencia de un año o más en regiones limítrofes” “al servicio de un obispo en un lugar de misión”. Misma sugerencia para el servicio diplomático de la Santa Sede, presentada por escrito al Papa y sugerida por él mismo en su discurso de clausura. Además, entre las reformas, se refirió a la “redistribución del clero en el mismo país”: sucede que hay muchos sacerdotes en los países del primer mundo, y “no hay para mandar a la zona amazónica”: “Los fidei donum interesados”, lamentó. “Te viene uno que vos lo mandaste a estudiar y se enamoró del lugar y quedó en el lugar y con todo lo que ofrece el primer mundo y no te quiere volver a la diócesis. Y claro, uno por salvar la vocación, cede”. Pero en ese punto – advirtió Francisco – : «tener mucho cuidado y no favorecer”. “Seamos valientes en hacer esas reformas de redifusión del clero en el mismo país”.
Según Francisco lo que se dice en el documento sobre la pastoral de la mujer “queda corto”, pues, “todavía” no se ha “caído en la cuenta” de lo que significa la mujer en la Iglesia: “nos quedamos solamente en la parte funcional”, observó, “pero el papel de la mujer en la Iglesia va mucho más allá de la funcionalidad. Y eso es lo que hay que seguir trabajando. Mucho más allá”.
Sobre el tema de la creación de un organismo eclesial de servicio en la región amazónica, el Papa alentó a “progresar”: una de sus sugerencias fue “que la Repam tenga más consistencia” o “hacer conferencias episcopales sectoriales”, como de hecho ya hay en otros lugares. En definitiva, alentó a ir “abriendo” a otras realidades.
Acerca del propuesto “rito amazónico” el Pontífice señaló que es competencia de la Congregación para el Culto Divino, a quienes animó a ir “siempre más allá”. Recordó además que de las 23 iglesias con rito propio que se mencionaron en el documento, “al menos 18 sino 19 son iglesias sui iuris y empezaron de chiquito”, “armando tradiciones”: no tenerle miedo – animó – a las organizaciones que custodian una vida especial”. Siempre con la ayuda de la Santa Madre Iglesia, madre de todos, que nos va guiando en este camino para no separarnos. No le tengan miedo». Y siguiendo con la organización de la curia romana afirmó que según él – de acuerdo con el documento – «hay que abrir una sección amazónica» dentro del Dicasterio para la Promoción Humana Integral.
Manifestando su gratitud a todos los que trabajaron fuera del sínodo, se dirigió en particular a los medios de comunicación, a quienes les pidió el favor de que en la difusión del documento final, se detengan en “los diagnósticos”: Diagnóstico cultural, diagnóstico social, el diagnóstico pastoral y el diagnóstico ecológico.
Esto porque, dijo el Papa “la sociedad tiene que hacerse cargo de esto”. No quedarse en las pequeñas “cuestiones disciplinares”, pidió, sino transmitir el documento de modo que “la sociedad se haga cargo del diagnóstico que nosotros hemos realizado”. “No se encierren”, insistió, “en cuestiones intraeclesiásticas”, yendo “a la cosita” y olvidándose de la “cosa”. A propósito de esto, el Romano Pontífice tradujo para los presentes una frase del filósofo Charles Péguy:
“Porque no tienen el coraje de estar con el mundo, ellos se creen de estar con Dios. Porque no tienen el coraje de comprometerse en las opciones de vida del hombre, se creen de luchar por Dios. Porque no aman a ninguno, se creen de amar a Dios”.
A mí me iluminó mucho, no caer prisioneros de estos grupos selectivos que del sínodo van a querer ver qué se decidió sobre este punto intraeclesiástico o sobre este otro, y van a negar el cuerpo del sínodo que son los diagnósticos que hemos hecho en las cuatro dimensiones.
“Gracias de corazón, perdónenme la petulancia y recen por mí, por favor. Gracias”, concluyó.