Inauguran Casa de Acogida San Columbano que recibirá a migrantes de El Bosque

Inaguración y bendición de la Casa de Acogida San Columbano y el Salón de Migrantes

«Bienvenidos a esta casa donde van a vivir como hermanos», dijo el párroco Daniel Harding al inaugurar la Casa de Acogida San Columbano. Esto frente a la presencia de casi 100 personas de la comunidad de la Parroquia del mismo nombre, que se reunieron para inaugurar y dar la bienvenida a los primeros huéspedes de esta nueva casa.

La eucaristía fue especialmente alegre y estuvo llena de simbolismos. La primera lectura se leyó el creolé, al igual que la oración universal, donde además hubo una petición en coreano. A lo anterior se sumó un emocionante canto en francés de acción de gracias con el que se finalizó la misa.

El Padre Daniel Harding contó que la iniciativa de la casa de acogida surge de la necesidad que existe en el sector: «Como en todas partes tenemos como mil haitianos y seiscientos venezolanos que viven dentro de la parroquia, muchos en condiciones muy precarias, muy difíciles. Como parroquia tenemos que responder a sus necesidades que son urgentes realmente».

La casa tiene una capacidad para ocho personas y cuenta con todos los servicios que debe tener un hogar. Para vivir ahí los migrantes deben tener una serie de entrevistas con los sacerdotes y miembros de la comunidad, porque con esa información se decide qué ayuda se les entregará.

Según lo que contó Javier Nuñez, voluntario y coordinador de la Casa de Acogida, la ayuda «depende del caso. Se tiene que conocer a la persona, si está en condiciones de poder aportar algo a la casa, si está trabajando, si es que no. Hay que conocer todo, para saber si hay que ayudarlo con la alimentación o solamente la estadía, o para que pueda resolver alguna situación», sostuvo.

En la Casa de Acogida San Columbano ya viven un par de personas, entre ellos Smith Ducezil, haitiano que llegó en 2017 a Chile. Para él «esta casa es un apoyo porque yo antes fui a la Iglesia y conversé con el padre y después él me ayudó. Ahora tengo una casa, voy a vivir aquí, tranquilo, porque yo arrendaba y se me hacía muy complicado. Es muy importante para mí y para todos, es una casa grande, es una ayuda verdadera».

Además de la casa, la comunidad inauguró el Salón de Migrantes, en el que se entregará a las personas enseñanza media laboral, la posibilidad de estudiar español y otros cursos, que serán entregados por INCAMI y la comunidad de forma gratuita.

Para cerrar, el Padre Harding manifestó: «Chile está en un momento donde se está buscando más justicia e igualdad, que son anhelos muy importantes, y los migrantes son parte de esa búsqueda y la parroquia también quiere aportar».

FUENTE: IGLESIA DE SANTIAGO