Laico misionero de Irlanda.
Hace dos años que se encuentra en nuestro país Kevin Sheerin, uno de los laicos misioneros que encuentra en Chile para realizar la labor misionera a la cual se sintió llamado y para la cual se preparó durante un largo tiempo.
A la hora de hacer una evaluación de su experiencia misionera en Chile, Kevin nos comenta que «ha sido muy buena la experiencia y la gente es muy acogedora. Yo vivo en Valparaíso y no sé si la gente es diferente, pero vi mucha gente buena, aunque obviamente al principio me costó el idioma, porque la gente habla muy rápido y me costaba seguir la conversación, pero ahora es mucho mejor».
Actualmente son varias las tareas que este laico misionero irlandés realiza en la Ciudad Patrimonial, como por ejemplo la catequesis para los niños, pero como en la semana no hay muchas actividades «tengo que ordenar mi propio tiempo y visito gente enferma, porque hay muchos abuelos que no tienen familia. Además tenemos el centro ecológico donde hay talleres de ecología y además un comedor para niños, que se realiza sábado por medio».
Sin embargo, el propio Kevin aclara que hay muchas otras cosas que le gustaría hacer, como por ejemplo «después de navidad y tras terminar la catequesis con los niños si es posible formar otro grupo con ellos para que no dejen la capilla, quizás un grupo de jóvenes misioneros para que pueda haber una continuidad».
Consultado por las motivaciones que tuvo para emprender una misión lejos de su familia, Kevin expresa que «lo que me motivó fue profundizar mi fe y buscar algo más para practicar mi fe, ya que antes trabajaba en una oficina y estaba muy separado de la iglesia. Quería conocer más y ofrecerles cosas a otros, también para aprender de otras culturas y eso me ha pasado acá en Chile, donde he aprendido mucho y cuando vuelva a Irlanda podré mostrar a mi familia lo que he aprendido».
Pero conforme van pasando los años, Kevin, tal como todos los laicos misioneros, ven en algún minuto con proximidad tener que decidir que va a ocurrir con su futuro. Ante esto, lo único que tiene claro es que «Voy a terminar los tres años», pero añade que «de ahí voy a Irlanda y tengo que decidir si voy a volver, si es que me aceptan claro. Es difícil, porque tengo mi familia en Irlanda y ellos quieren que me quede allá, pero aún no tengo un plan definido. Ahora si no vuelvo igual quiero seguir participando con los Columbanos, pero de otra forma en Irlanda, acercándome a la Casa Principal y ver las posibilidades de ayudar a profundizar la misión en mi país. Si no volviera me va a costar separarme de los afectos. Me encanta la gente de aquí y me gustaría mucho volver».