Chile dio el vamos al Año de la Vida Consagrada

Haciendo eco de la invitación del Papa Francisco la vida consagrada chilena inició su año con una masiva eucaristía celebrada en el Templo Votivo de Maipú de Santiago en comunión con hermanos y hermanas de otras regiones del país, el pasado 29 de noviembre. “Tengo varias esperanzas en este año –comenta la hermana Paula Montano (32) de la congregación de Jesús al interior del templo. Sobre todo “que el Señor Jesús vuelva a tener el centro que debería haber tenido siempre y la esperanza de la vida religiosa joven que tiene muchas iniciativas y propuestas y muchos deseos de servir”. La hermana Patricia Rojas (45), de la Congregación Ministra de los Enfermos de San Camilo, también comparte su esperanza: “buscar siempre revitalizar más nuestra vocación en la Iglesia y que seamos siempre más dóciles a realizar el plan que Dios quiere en el mundo a través de nosotros como consagrados”. “El hecho de celebrar la vida consagrada ya es un regalo”, dice el capuchino Salvador González (51). “Mi esperanza –agrega– es ser cada vez más fiel al amor de Dios”. La religiosa de origen croata Avelina Franoff (82), de la Congregación Hijas de la Misericordia, casi al empezar la misa revela: “tengo esperanza en el Señor y confío en su misericordia y que Él hará de nosotros lo que Él quiera”. Así, venciendo un inusual frío y lluvia veraniega cientos de religiosos y religiosas llegaron a la comuna de Maipú para dar inicio oficial al Año de la Vida Consagrada convocada por el Papa Francisco. Fueron acompañados por la Presidenta de Conferencia de Religiosos y Religiosas de Chile (CONFERRE), hna. Marcela Sáenz, y miembros de junta directiva que en conjunto con la Conferencia de Institutos Seculares, CONIS, y la Conferencia Episcopal coordinaron el evento. La acción de gracias fue presidida por el Obispo prelado de Illapel, Monseñor Jorge Vega, religioso del Verbo Divino. Antes de la procesión de entrada dijo: “tengo la esperanza y la convicción de que el Señor nos va a bendecir este año. Va a ser un tiempo de reflexión y acción de gracias”, precisó. En su homilía destacó que este año “la vida consagrada se mirará así misma y analizará cómo está viviendo su papel profético en el mundo actual; cómo está respondiendo al llamado que constantemente se le hace desde las periferias, y buscará discernir cuáles son estas”. “Que este año –complementó el obispo– la vida consagrada no este centrada en las luces y fuegos artificiales de activismos sin sentido... Tiene que salir al encuentro de la periferia sin tener miedo a abandonar las comodidades en las cuales tantas veces nos realizamos, y en lugares donde no somos imprescindibles”, indicó. El encuentro terminó con un envío. Cada asistente recibió un sobre de papel para llevar a sus lugares de servicio y misión semillas que fueron bendecidas previamente en el altar. La señal es que el Año de la Vida Consagrada comienza a “entrar en la tierra profunda de nuestro corazón”. Fotografías Fuente: CONFERRE
 

Haciendo eco de la invitación del Papa Francisco la vida consagrada chilena inició su año con una masiva eucaristía celebrada en el Templo Votivo de Maipú de Santiago en comunión con hermanos y hermanas de otras regiones del país, el pasado 29 de noviembre.

“Tengo varias esperanzas en este año –comenta la hermana Paula Montano (32) de la congregación de Jesús al interior del templo. Sobre todo “que el Señor Jesús vuelva a tener el centro que debería haber tenido siempre y la esperanza de la vida religiosa joven que tiene muchas iniciativas y propuestas y muchos deseos de servir”.

La hermana Patricia Rojas (45), de la Congregación Ministra de los Enfermos de San Camilo, también comparte su esperanza: “buscar siempre revitalizar más nuestra vocación en la Iglesia y que seamos siempre más dóciles a realizar el plan que Dios quiere en el mundo a través de nosotros como consagrados”.

“El hecho de celebrar la vida consagrada ya es un regalo”, dice el capuchino Salvador González (51). “Mi esperanza –agrega– es ser cada vez más fiel al amor de Dios”.

La religiosa de origen croata Avelina Franoff (82), de la Congregación Hijas de la Misericordia, casi al empezar la misa revela: “tengo esperanza en el Señor y confío en su misericordia y que Él hará de nosotros lo que Él quiera”.

Así, venciendo un inusual frío y lluvia veraniega cientos de religiosos y religiosas llegaron a la comuna de Maipú para dar inicio oficial al Año de la Vida Consagrada convocada por el Papa Francisco.

Fueron acompañados por la Presidenta de Conferencia de Religiosos y Religiosas de Chile (CONFERRE), hna. Marcela Sáenz, y miembros de junta directiva que en conjunto con la Conferencia de Institutos Seculares, CONIS, y la Conferencia Episcopal coordinaron el evento.

La acción de gracias fue presidida por el Obispo prelado de Illapel, Monseñor Jorge Vega, religioso del Verbo Divino. Antes de la procesión de entrada dijo: “tengo la esperanza y la convicción de que el Señor nos va a bendecir este año. Va a ser un tiempo de reflexión y acción de gracias”, precisó.

En su homilía destacó que este año “la vida consagrada se mirará así misma y analizará cómo está viviendo su papel profético en el mundo actual; cómo está respondiendo al llamado que constantemente se le hace desde las periferias, y buscará discernir cuáles son estas”.

“Que este año –complementó el obispo– la vida consagrada no este centrada en las luces y fuegos artificiales de activismos sin sentido… Tiene que salir al encuentro de la periferia sin tener miedo a abandonar las comodidades en las cuales tantas veces nos realizamos, y en lugares donde no somos imprescindibles”, indicó.

El encuentro terminó con un envío. Cada asistente recibió un sobre de papel para llevar a sus lugares de servicio y misión semillas que fueron bendecidas previamente en el altar. La señal es que el Año de la Vida Consagrada comienza a “entrar en la tierra profunda de nuestro corazón”.

Fotografías

Fuente: CONFERRE