Compartimos el texto preparado por la Oficina de Justicia Paz e Integridad de la Creación de la Sociedad Misionera de San Columbano
Queridas hermanas y hermanos,
Este domingo 22 de marzo el mundo conmemora el Día Internacional del Agua y a través de esta pequeña exhortación quisiéramos invitarles a reflexionar sobre este Don de Dios que es quizás el bien común más importante para la vida, no solo de los seres humanos, sino también para todos los seres vivos del planeta.
Todos y todas somos agua, el 70% de nuestro cuerpo es agua, el 90% de nuestro cerebro es agua, tres cuartas partes de nuestro planeta es agua. Venimos a la vida envueltos en agua y si no la tuviésemos solo sobreviviríamos 7 días. Cada día más de 4500 niños mueren por falta de agua, uno cada 20 segundos, es decir durante el tiempo que dure la lectura de esta carta habrán fallecido 10 niños por la falta de este elemento esencial. Hoy en día se calcula que cerca de dos mil millones de personas tienen problemas para acceder a agua.
En nuestro país el 60 % del territorio esta considerado zona de escasez hídrica y en más de 130 comunas gente esta siendo abastecida de agua por camiones aljibes, incluso en zonas tan lluviosas como Chiloe y Aysen. Esto no es casualidad, ya que las aguas han sido convertida en un recurso económico, como tan sabiamente nos lo recordaban nuestros obispos en el documento de Aparecida “En las decisiones sobre las riquezas de la biodiversidad y de la naturaleza, las poblaciones tradicionales han sido prácticamente excluidas. La naturaleza ha sido y continúa siendo agredida. La tierra fue depredada Las aguas están siendo tratadas como si fueran una mercancía negociable por las empresas, además de haber sido transformadas en un bien disputado por las grandes potencias” (Doc Aparecida N?84).
Chile es el único país del mundo en donde las aguas están casi en su totalidad privatizadas y el estado ha prescindido de su rol de fiscalizar su uso para el bien común, entregándoselo al control del mercado. Un ejemplo claro de esto es el agua potable que fue privatizada entre 1997 y 2010 subiendo su costo en más de 200 % para las personas, mientras que las empresas ganan millones anualmente. En el norte las grandes empresas mineras son dueñas del agua, en el centro del país escasea porque esta destinada a la producción agro exportación y en el sur las plantaciones de pinos y eucaliptus han secado lugares en donde tradicionalmente el agua abunda.
Pareciera que todo son malas noticias, sin embargo, para nosotros y nosotras esto debe mirarse desde la esperanza, pues en cada lugar en que hay conflictos por el agua en Chile la gente se esta levantando y pensando en ella no sólo por sus usos económicos tradicionales, sino también mirándola desde sus sentido como fuente de vida y fuente de espiritualidad y como elemento significativo para su cultura, y por tanto sus luchas, están marcadas por la defensa de la vida.
En todas las religiones el agua esta ligada a lo sagrado y el origen de la vida, y por tanto su cuidado tiene sentidos profundos. Para nosotros cristianos y cristianas el agua es parte esencial de nuestra historia de salvación y de nuestra experiencia mística, con ella somos recibidos y purificados en el bautizo, y con ella somos enviados a la casa del Padre. Con ella también compartimos y conocemos a Jesús que no sólo vive toda su vida pública entre el Mar Muerto y el Mar de Galilea, sino que también la hace parte de su enseñanza y su ministerio en el río Jordán, en el pozo de Betsaida, en las bodas de Canaan o junto a la mujer Samaritana. Toda la biblia desde Génesis a Apocalipsis esta cursada por el agua.
En este tiempo de cuaresma, tiempo de preparación para recibir la vida nueva de nuestro Señor resucitado, queremos invitarles a renovar el compromiso con el cuidado de la creación y asumir que nosotras y nosotros como defensores de la vida, debiésemos primeriar en su cuidado, aprender más de ella y su realidad en Chile para junto a otras y otros nos comprometamos a su defensa y recuperación para que este disponible para la vida en abundancia que nos promete Cristo resucitado.
Saludos Fraternos de paz y bien,
Oficina de Justicia Paz e Integridad de la Creación Sociedad misionera de San Columbano