Encuentro en el Vaticano con comunidades afectadas por la minería.

El fin de semana recién pasado se realizó en el Vaticano un encuentro de la Iglesia con las comunidades afectadas por la minería llamado “Una jornada de reflexión – Unidos a Dios escuchamos un grito”, que fue convocado por el Pontificio Consejo de Justicia y Paz, y que incluyó la participación de alrededor de 30 representantes de África, Asia y principalmente de Latinoamérica. El Cardenal Turkson, encargado de darles la bienvenida a este encuentro, les recordó que muchas conferencias episcopales han estado denunciando las violaciones a los DDHH y el daño ambiental que genera la minería, además de señalar que fueron invitados en reconocimiento de la dignidad de sus luchas, su trabajo y su importante presencia en las diócesis de las que provienen. El Papa Francisco les envió una emotiva carta de aliento y bienvenida a los participantes en que destaca: ''Venís de situaciones diferentes y experimentáis de diversos modos las repercusiones de la minería, ya sea la de las grandes empresas industriales, o la de los artesanos y operadores informales Os habéis querido reunir en Roma, en esta jornada de reflexión que está vinculada a un paso de la Exhortación apostólica ''Evangelii Gaudium'', para que se escuche el grito de tantas personas, familias y comunidades que sufren directa o indirectamente por las consecuencias a menudo, demasiado negativas, de la minería Un grito por la tierra perdida; un grito por la extracción de riquezas del suelo que, paradójicamente, no ha producido riqueza para las poblaciones locales que siguen siendo pobres; un grito de dolor en respuesta a la violencia, a las amenazas y la corrupción; un grito de indignación y de apoyo por las violaciones de los derechos humanos, discreta o descaradamente pisoteados por cuanto respecta a la salud de las poblaciones, por las condiciones de trabajo, a veces por la esclavitud y la trata de personas que alimenta el trágico fenómeno de la prostitución; un grito de tristeza e impotencia por la contaminación del agua, del aire y del suelo; un grito de incomprensión por la carencia de procesos inclusivos y del apoyo de las autoridades civiles, locales y nacionales, que tienen el deber fundamental de promover el bien común''.   “Todo el sector minero está indudablemente llamado a efectuar un cambio radical de paradigma para mejorar la situación en muchos países. Los gobiernos de los países de origen de las empresas multinacionales y los de aquellos en los que operan pueden contribuir a ello(…) Todas estas personas están llamadas a adoptar un comportamiento inspirado en el hecho de que constituimos una sola familia humana, ''que todo está relacionado, y que el auténtico cuidado de nuestra propia vida y nuestras relaciones con la naturaleza es inseparable de la fraternidad, la justicia y la fidelidad a los demás ". En dicho encuentro, participó desde Chile, Juan Peñaloza de Vallenar (Diócesis de Copiapo), quien llevó la voz de las comunidades afectadas en nuestro país, en especial los sufrimientos, las luchas, los logros y las esperanzas de quienes llevan años oponiéndose al proyecto minero de Pascua Lama. Antes de partir, Juan se reunió en el Centro Misionero de San Columbano con el director de Ocmal (Observatorio de Conflictos Mineros de América latina), una representante de las comunidades del Valle del Huasco y con nosotros, para conversar sobre su participación en el evento, las posiciones de la comunidad y el aporte que pueden hacer las iglesias en los procesos de resistencia contra el Extractivismo. Juan tuvo una destacada participación siendo encargado de representar a las comunidades en la conferencia de prensa oficial junto a las autoridades y organizadores del evento y fue citado en distintos medios de prensa. (ver video en https://www.youtube.com/watch?v=1fVMGB_svLk#t=2097) “Otro de los participantes en el encuentro, Juan Guillermo Peñaloza Sierra, procedente de la diócesis de Copiapó en Chile, afirmó que por su experiencia “estas empresas mineras despliegan estrategias que buscan dividir a las comunidades indígenas y a los movimientos sociales y cooptar a algunos líderes”. “Los efectos que constatamos día a día son: agotamiento y contaminación de las fuentes de agua, destrucción de ecosistemas y contaminación ambiental, que repercute finalmente en la salud de las personas incluyendo a los propios trabajadores” (http://servindi.org/actualidad/135673)   Esperamos que este encuentro haya sido fructífero y nos de luces para seguir caminando con las comunidades afectadas por la minería y para seguir fortaleciendo una iglesia que opta por aquellos y aquellas más vulnerables y se hace parte de sus luchas y búsquedas de una vida más plena. También esperamos que este encuentro sirva de motivación a las diversas diócesis para fortalecer su compromiso con las comunidades afectadas por la minería y puedan replicar en ellas instancias similares de diálogo y acompañamiento. Oficina de Justicia Paz e Integridad de la Creación. SMSC

El fin de semana recién pasado se realizó en el Vaticano un encuentro de la Iglesia con las comunidades afectadas por la minería llamado “Una jornada de reflexión – Unidos a Dios escuchamos un grito”, que fue convocado por el Pontificio Consejo de Justicia y Paz, y que incluyó la participación de alrededor de 30 representantes de África, Asia y principalmente de Latinoamérica.

El Cardenal Turkson, encargado de darles la bienvenida a este encuentro, les recordó que muchas conferencias episcopales han estado denunciando las violaciones a los DDHH y el daño ambiental que genera la minería, además de señalar que fueron invitados en reconocimiento de la dignidad de sus luchas, su trabajo y su importante presencia en las diócesis de las que provienen.

El Papa Francisco les envió una emotiva carta de aliento y bienvenida a los participantes en que destaca:

»Venís de situaciones diferentes y experimentáis de diversos modos las repercusiones de la minería, ya sea la de las grandes empresas industriales, o la de los artesanos y operadores informales Os habéis querido reunir en Roma, en esta jornada de reflexión que está vinculada a un paso de la Exhortación apostólica »Evangelii Gaudium», para que se escuche el grito de tantas personas, familias y comunidades que sufren directa o indirectamente por las consecuencias a menudo, demasiado negativas, de la minería Un grito por la tierra perdida; un grito por la extracción de riquezas del suelo que, paradójicamente, no ha producido riqueza para las poblaciones locales que siguen siendo pobres; un grito de dolor en respuesta a la violencia, a las amenazas y la corrupción; un grito de indignación y de apoyo por las violaciones de los derechos humanos, discreta o descaradamente pisoteados por cuanto respecta a la salud de las poblaciones, por las condiciones de trabajo, a veces por la esclavitud y la trata de personas que alimenta el trágico fenómeno de la prostitución; un grito de tristeza e impotencia por la contaminación del agua, del aire y del suelo; un grito de incomprensión por la carencia de procesos inclusivos y del apoyo de las autoridades civiles, locales y nacionales, que tienen el deber fundamental de promover el bien común».

 

“Todo el sector minero está indudablemente llamado a efectuar un cambio radical de paradigma para mejorar la situación en muchos países. Los gobiernos de los países de origen de las empresas multinacionales y los de aquellos en los que operan pueden contribuir a ello(…) Todas estas personas están llamadas a adoptar un comportamiento inspirado en el hecho de que constituimos una sola familia humana, »que todo está relacionado, y que el auténtico cuidado de nuestra propia vida y nuestras relaciones con la naturaleza es inseparable de la fraternidad, la justicia y la fidelidad a los demás «.

En dicho encuentro, participó desde Chile, Juan Peñaloza de Vallenar (Diócesis de Copiapo), quien llevó la voz de las comunidades afectadas en nuestro país, en especial los sufrimientos, las luchas, los logros y las esperanzas de quienes llevan años oponiéndose al proyecto minero de Pascua Lama. Antes de partir, Juan se reunió en el Centro Misionero de San Columbano con el director de Ocmal (Observatorio de Conflictos Mineros de América latina), una representante de las comunidades del Valle del Huasco y con nosotros, para conversar sobre su participación en el evento, las posiciones de la comunidad y el aporte que pueden hacer las iglesias en los procesos de resistencia contra el Extractivismo.

Juan tuvo una destacada participación siendo encargado de representar a las comunidades en la conferencia de prensa oficial junto a las autoridades y organizadores del evento y fue citado en distintos medios de prensa. (ver video en https://www.youtube.com/watch?v=1fVMGB_svLk#t=2097)

“Otro de los participantes en el encuentro, Juan Guillermo Peñaloza Sierra, procedente de la diócesis de Copiapó en Chile, afirmó que por su experiencia “estas empresas mineras despliegan estrategias que buscan dividir a las comunidades indígenas y a los movimientos sociales y cooptar a algunos líderes”.

“Los efectos que constatamos día a día son: agotamiento y contaminación de las fuentes de agua, destrucción de ecosistemas y contaminación ambiental, que repercute finalmente en la salud de las personas incluyendo a los propios trabajadores” (http://servindi.org/actualidad/135673)

 

Esperamos que este encuentro haya sido fructífero y nos de luces para seguir caminando con las comunidades afectadas por la minería y para seguir fortaleciendo una iglesia que opta por aquellos y aquellas más vulnerables y se hace parte de sus luchas y búsquedas de una vida más plena. También esperamos que este encuentro sirva de motivación a las diversas diócesis para fortalecer su compromiso con las comunidades afectadas por la minería y puedan replicar en ellas instancias similares de diálogo y acompañamiento.

Oficina de Justicia Paz e Integridad de la Creación. SMSC