Para vivir la Cuaresma 2017: Llamados a ser Samaritanos

En éste siglo XXI, a pesar de todos los avances en lo diversos ámbitos de la sociedad que han posibilitado mejorar la calidad de vida, continúan acrecentándose las injusticias y la brecha de la desigualdad. Pero, junto a estos aspectos de violencia generaliza y por momentos “irracional”, la humanidad también ha ido tomando conciencia de la necesidad de recuperar una nueva manera de comprendernos como humanidad, donde veamos  al ser humano y a todo ser vivo, como  ser en relación que busca poner fin a la hostilidad y violencia generaliza, mediante el largo trabajo en la reconstrucción de las sociedades rotas a través de un proceso que nos permita volver a reconocernos como prójimos.

Creemos que el gran desafío de este momento histórico, que vivimos como sociedad chilena, es gestar el proceso de salir de nosotros mismos, de nuestros egoísmos, y comodidades para dejarnos interpelar por el herido que se encuentra a la orilla del camino. Dejar ser de autorreferenciales, para transitar hacia el reconocimiento y valoración de la presencia de otros y otras diferentes, que quieren habitar ésta tierra, que es una tierra de todos y todas.

En ésta Cuaresma, queremos que el llamado a cambiar el corazón signifique orar y reflexionar, desde la Parábola del Samaritano. Las y los invitaremos que mirando su actuar, podamos descubrir qué podemos hacer o promover, para que nuestro corazón se ensanche, expanda y sea capaz de valorar y amar la diversidad cultural, religiosa, ideológica, y que no haga del diverso, o diferente, un enemigo o enemiga. Que podamos reconocernos como prójimos y heridos, como compañeros de camino, corresponsables de la misma historia. Siendo capaces de reconocer la presencia de Dios o del Misterio en uno mismo y en cada persona, para que el cuidado, el respeto y la compasión solidaria sean lo habitual en nuestras familias y comunidades, de manera que ningún ser humano sienta que su cultura o su identidad son aplastadas o excluidas.

Estas fichas de Cuaresma que ponemos a su disposición, nos invitan a recorrer el proceso del Samaritano, quien al salir de sí mismo y ver a su alrededor, reconoce la presencia del otro, del herido, como una presencia que lo interpela y mueve a la acción. Queremos que en ésta Cuaresma, como comunidades cristianas podamos asumir el desafío de sabernos corresponsables en el cuidado mutuo y del planeta y que levantemos nuestra mirada para encontrarnos en los ojos del diferente, de la otra y del otro. Para reconocer que esta diversidad cultural, que vivimos como sociedad chilena, en lugar de ser un obstáculo para la convivencia, es en realidad, una posibilidad de crecer como país.

El relato del samaritano (Lc 10, 25-37) será el núcleo de todas las fichas de Cuaresma, en cada una de ellas iremos descubriendo un faceta que anime a nuestra conversión personal y comunitaria, que nos sacuda de nuestros egoísmos, comodidades y prejuicios y nos impulse a actuar con un corazón compasivo y abierto. Por eso el relato señala 7 acciones realizadas por el samaritano con el herido:

  1. al pasar, lo vio
  2. se conmovió
  3. se acercó
  4. y vendó sus heridas, cubriéndolas con aceite y vino
  5. luego lo montó en su propia cabalgadura
  6. lo llevó a una posada, se encargó de cuidarlo
  7. sacó dos denarios

FICHA 1: estará dedicada a orar y reflexionar sobre las implicancias del ver y conmoverse. Será una mirada a reconocer nuestra realidad.

FICHA 2: entraremos en la dimensión del acercarse, para impulsarnos a hacer opciones, pasando del discurso a la acción, tanto personal como comunitariamente.

FICHA 3: descubriremos que vendar las heridas es un proceso de restauración de la dignidad, que requiere de reconocer al otro y otra (persona y pueblo) como prójimo.

FICHA 4: reconoceremos que hacernos cargo del prójimo (lo montó lo llevó…) implica salir del confort y ensanchar los límites de nuestras acciones pastorales.

FICHA 5: concluiremos éste recorrido cuaresmal, de la mano del Samaritano, que sacó dos denarios. Aprendiendo de él, que la conversión es más que un llamado a cambiar el corazón. Es crecer en la capacidad de hacernos cargo de los heridos que encontramos a la orilla del camino, es pasar de ser observadores de la realidad a ser protagonistas de los cambios.

Hemos escogido esta parábola porque acaba con las fronteras. En el Reinado de Dios no se separan los de dentro y los de fuera por su categoría religiosa, o política o cultural. En la parábola, el samaritano no es el enemigo, sino el que actúa movido por la compasión. La parábola pone el mundo boca abajo, porque de los dos personajes (sacerdote y levita), de los cuales era de esperar ayuda, no la prestan. La actitud de ambos resulta escandalosa e inaudita. Pero más aún resulta incomprensible  que sea un samaritano el que practica ese acto de amor. Aquél del que no se espera nada, del que un judío debe desconfiar a priori, acude en su ayuda. Es esta clave, la que queremos sea el eje para vivir la Cuaresma, porque para Jesús, no se trata de saber quién es el prójimo, sino de hacerse prójimo. El desafío no es identificar al prójimo, sino encontrarse uno mismo como prójimo de los demás, prójimo de los diferentes, de todos aquellos y aquellas que están llegando al país, para que juntos y juntas construyamos una sociedad donde todos podamos vivir con dignidad.

Equipo Centro Misionero San Columbano

Chile

Ficha 1 Cuaresma 2017

Ficha 2 Cuaresma 2017

Ficha 3 Cuaresma 2017